Fricción Si! Soda No!
*Escrito por Amadeus en Enero – 8 – 2010 * Corría el año 1984 (para variar, glorioso año de creatividad oscura) cuando unos pendex con recursos al otro lado de los andes se hacían los bacanes escuchando cosas que el común de los mortales argentos no podían oír debido a las regulaciones de un gobierno totalitario que odiaba a los ingleses. Mientras tomaban whisky y leían a Lord Byron, Blake y Dylan Thomas y se pintaban las pestañas con el rimel de la mamá, unos imberbes Gustavo Cerati y Richard Coleman componían musiquilla que sonaba a sus más rotundas ideas de cómo el mundo funcionaba en ese entonces. Oscuro, frío y decadente. De esto, surge Clap, la primera intentona de sonar como la gente y no como banda de ska . Posteriormente, se unirían Christian Basso (adivinaron: el bajista xD) y Fernando Samalea en batería, conformando lo que posteriormente recibiría el nombre ya definitivo de Fricción, que debutaría en 1985 en el Stud Free pub. La banda generó una impresión duradera en el público, que se pasmó con la voz de Coleman (bowie’s school, bitches! Cerati usó la misma) y con lo letárgico y etéreo de las guitarras, además de letras directas, pero sutiles. Poéticas, dirían otros…
Cuando a Cerati le dio por el Ska y creerse la fusión de Smith con Sting (
q wea más rara, me acordé de la mariposa smith en south park O_0), dejó la banda por Soda Stereo y en su reemplazo, llegaron Gonzo Palacios (Los Twists) y una minoca que las hacía de Patty Morrison corista, Celsa Mel Gowland, ex vocalista de Metropoli (otra banda que DEBEN escuchar).
En ese mismo año, y dado el festival de pitutos que todos tenían (Basso y Samalea tocaban con charly, Gonzo con Soda, Coleman con calamaro, etc.). Un año después, cuando pararon de hacerse mierda arriba de un bus de andar de gira, se meten al estudio y graban lo que sería la primera placa (que aparece producida por Cerati, aunque el wn fue a puro tomar al estudio y viró al tercer día). “Consumación o Consumo“, nombre poco descriptivo para una obra destacable, sale sin mayor escándalo, siendo lo más escuchado una versión discoteke de “Perdiendo el Contacto”. Pero posterior a esto vendría la etapa más difusa de la banda, donde renegando de las orientaciones dark de sus composiciones, y a pesar de que su estética era idéntica a bandas como Siouxsie & the Banshees, The Cure y otras del mismo orden, Coleman decide plasmar las influencias de la banda en un cover que es una joyita extraña dentro de tanta versión hecha: “Heroes” de Bowie salta a los oídos porteños y a toda Argentina, que los convierte en una banda under muy solicitada, justo en el período de la mítica presentación de The Cure en 1987 en el estadio de Ferrocarril Oeste, volviendo al look darketo amariconado una total moda, que hasta Calamaro Jr anduvo con el look de robertito (y bosnia?), mientras Luca Prodán paraba chalas, y al año siguiente lo seguían Miguel Abuelo y al último Federico Moura (el rozz williams argentino?), unos por las drogas, otros por el sida, la cosa es que dejaron un hoyito vacío en la música sudamericana.
La banda era otra. Ya no estaba Samaela, que fue reemplazado en la primavera del ‘87. Fricción entró a grabar su segundo disco. ”Para terminar” salió en 1988. Producido por Cerati, a Coleman y el Gonzo se les sumaban Daniel Castro (ex David Lebón) en bajo y sintetizadores; Rolando Ureta (ex Zas) en guitarras, armónica y coros; Daniel Ávila en batería, Pablo Rodríguez en saxos adicionales y el propio Cerati en voces adicionales y guitarras. ”Enjaulados” es uno de los mejores temas de ese disco, junto con el cover de Bowie, que graciosamente escuchaba como la gente coreaba en español el coro de su canción el año 1989 cuando tocó en Argentina.
El año 89 fue una mierda para muchos (me incluyo) y musicalmente trajo mucha miseria. Se fueron muchos grandes de todos lados, y el 90 no fue mejor. La decadencia de la escena nacional se veía rematada por la llegada de las bandas internacionales en conciertos que incrementaron los costos y cambiaron el perfil del publico. Ya la gente no se preocupaba de las letras, de la sonoridad, de la atmósfera creada y la intimidad que se generaba entre los asistentes y la banda, sino del show mismo (como, sin desmerecer, el de MJ), la parafernalia y pirotécnia que terminarían por asestar el golpe final a una época gloriosa de música, tal vez no original del todo, pero propia, nuestra, cercana, que nos acompañó los días nublados, los domingos en el parque, en esas eternas noches de tinto y letras que cada vez son menos. Así como se desvaneció la escena, Fricción se disolvió en paz, lamentando no haber sobrepasado la barrera del under y haberse convertido en algo más. Pero eso, tal vez, es lo que muchos agradecemos, hoy, cuando el aire comienza a tener ese mismo tufillo decadente…
_Fuentes: varias, wikipedia, y algunos blogs sueltos, en especial Los Inconseguibles del Rock.